Pediatría

Enterovirus, un nuevo viejo conocido

7 junio, 2016
ENTEROVIRUS

No paramos de escuchar este nombre en las noticias. Desde hace unas semanas se ha convertido en el tema de actualidad, en muchos casos creando alarma social. Pues bien, el enterovirus no es ningún virus exótico, ni importado de otros países. Convivimos con él, es un viejo conocido. Lo único diferente que ha ocurrido esta vez, es que ha habido una mayor cantidad de casos con complicaciones neurológicas.

Para no alarmarnos y saber bien de lo que estamos hablando, vamos a presentarnos:

Enterovirus es una familia de microorganismos comunes a la que pertenecen, por un lado, los virus de la polio o poliovirus (para los cuales tenemos una vacuna estupenda y la enfermedad está casi erradicada), y otro centenar de serotipos, que suelen provocar infecciones respiratorias o gastrointestinales de carácter leve. Destacan aquí la famosa enfermedad Boca-Mano-Pie y la Herpangina.

Aunque también hay serotipos que pueden llegar a ser más peligrosos por su sintomatología y efectos.

La alerta en Cataluña la ha provocado una cepa de un virus no polio. Los expertos piensan que ha sido la cepa A71 la que ha provocado alteraciones neurológicas en más de 70 niños menores de seis años.

Síntomas

Habitualmente, los enterovirus comunes no polio provocan cuadros respiratorios y gastrointestinales leves, con una sintomatología similar a la de una gripe: fiebre, conjuntivitis, vómitos, diarrea y, ocasionalmente, erupciones cutáneas. También se producen casos puntuales de meningitis víricas linfocitarias (más leves que las meningitis bacterianas) que presentan cuadros clínicos benignos y se curan completamente sin dejar secuelas.

Sin embargo, hay serotipos que pueden ser más agresivos y tienen afectaciones más graves. Es el caso del serotipo D68, del que se han descrito parálisis parecidas a las de la polio y el serotipo A71, que afecta especialmente al sistema nervioso central y provoca rombencefalitis (una infección en el tallo cerebral y el encéfalo que provoca somnolencia, inestabilidad en la marcha, temblores y parálisis).

Transmisión

Se transmite por vía oral-fecal o a través de secreciones respiratorias (tos, mocos y estornudos).

La principal población de riesgo la constituyen los niños menores de seis años. También pueden contraerlo los adultos, pero es más complicado, ya que por lo general, el sistema inmunitario adulto ya ha estado en contacto con estos virus.

Prevención del enterovirus

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Foto vía Visual Hunt

Esto es lo más importante… ¿Cómo lo podemos prevenir?

  • Lavado de manos frecuente con agua y jabón al menos durante 1 minuto. Es muy importante enseñar a lavarse bien las manos a nuestros hijos. Debemos lavarnos las manos tanto nosotros como nuestros hijos después de ir al aseo, tras cambiar los pañales, tras toser y estornudar…
  • Si tu hijo está con fiebre, intenta que no comparta botellines, juguetes y cubiertos con sus hermanos. Pero sobretodo, no lo lleves al colegio.
  • Evita el contacto con niños enfermos.
  • Limpia bien las superficies y objetos que haya tocado un niño enfermo.

Lo más importante de este brote es saber detectar las complicaciones neurológicas lo más rápido posible. Así que mantén la calma, lávate mucho las manos y haz que se las laven. Pero sobretodo acude a un servicio de urgencias ante alguno de estos síntomas:

  • Tendencia al sueño
  • Alteración en la marcha. El niño camina “raro”
  • Dificultad o alteración en el habla, movimientos anormales de los ojos y párpados, alteraciones en la visión…
  • Pérdida de fuerza muscular en las piernas, como que le fallan las piernas.

 

Sandra Lorente. Farmacéutica Adjunta.

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