Las consecuencias de estar sometido a un tratamiento oncológico son múltiples y cada organismo responde de forma diferente. Por lo general lo primero que se nos viene a la cabeza son las nauseas, los dolores, el cansancio o la debilidad. Pero existen otro tipo de efectos secundarios los cuales podemos mejorar desde el consejo médico y farmacéutico: los efectos sobre la piel.
¿Cómo cuidar de una piel sometida a un tratamiento oncológico?
Vamos a compartir con vosotros una serie de pautas y recomendaciones avaladas por la AECC para el cuidado de la piel sometida tanto a quimioterapia como a radioterapia.
Lo primero y más importante es el tratamiento de la enfermedad. Por lo general los efectos secundarios derivados del tratamiento aparecen al iniciarlo y suelen desaparecer al finalizarlo o unos meses después. Sin embargo, la adherencia al tratamiento, el aspecto físico y el estado de ánimo también juegan un papel importante en la recuperación del paciente. Mejorar la calidad de vida de la persona ayudará al paciente a enfrentarse a la enfermedad y al tratamiento con FUERZA Y AUTOESTIMA.