Estamos en agosto. Los más afortunados llevan un par de meses de playa. Y ahora, aparece el archienemigo de todo bañista: ¡LAS MEDUSAS! ¿Cuántas veces hemos visto formarse un corrillo alrededor del llanto de un niño? “¡Le ha picado una medusa!”. En ese mismo instante aparecen de la nada miles de sabelotodos con sus consejos y recomendaciones.
¿Pero, qué sabemos de las medusas?
Compuestas por agua en un 95%, las medusas son unos animales marinos pertenecientes a la familia de las Cnidarias. Se mueven lentamente arrastradas por las corrientes marinas. Suelen llegar de manera masiva a nuestras costas a mediados de agosto, coincidiendo con el aumento de la temperatura del mar. Al tocarlas, pisarlas, o simplemente rozarlas, se activa su mecanismo de defensa y sus tentáculos disparan un líquido urticante con veneno. Cuando esto sucede, nos produce picor y ardor. Nuestra piel se enrojece y se hincha, incluso duele y puede sangrar si la picadura es fuerte o los tentáculos se han quedado pegados. Con menos frecuencia pueden producir náuseas, vómitos, o incluso diarrea. En los peores casos, pueden dar lugar a un shock neurógeno producido por el intensísimo dolor, con el consiguiente riesgo de ahogamiento.
Ante esto… ¿Sabemos que hay que hacer?
No queremos que acabes como Schmidt en New Girl, pidiendo por favor que te meen en la cara. Que aparte de ser una guarrada, no hace más que activar la sustancia urticante de la medusa. Así que mejor te recomendamos que sigas nuestros consejos.
Tratamiento de una picadura de medusa
¿Qué consejos debemos seguir?
- Nunca laves la herida con agua dulce. De esta manera reactivarás la sustancia urticante que liberan los tentáculos de la medusa. Lávala con agua de mar o con suero fisiológico.
- Retira los restos de tentáculo que puedan quedar adheridos a tu piel. Pero no lo toques con la mano. Lo ideal sería utilizar unas pinzas, pero como no es algo habitual que solemos tener a mano en la bolsa de la playa, puedes utilizar una tarjeta de crédito.
- No frotes la zona ni con arena de la playa ni con la toalla por mucho que te pique. De esta manera sólo estarás activando y extendiendo aún más la sustancia urticante.
- Para aliviar el dolor tan punzante que se produce de manera inmediata, es conveniente aplicar frío local. Si no tienes una bolsa térmica, puedes aplicarte hielo, pero nunca directamente. Aplicalo cubierto por una toalla o una camiseta.
- Una vez pasado el mal trago, y ya con los medios necesarios, ya sea en casa o en un servicio de urgencia, conviene desinfectar bien la herida. Para ello la lavaremos con suero fisiológico y posteriormente la desinfectaremos con Clorhexidina.
- Para aliviar el dolor siempre podemos echar mano del Paracetamol o Ibuprofeno para minimizar las molestias y de un antihistamínico para aliviar el picor.
- También podemos usar Corticoides tópicos para aliviar el dolor y la inflamación producida. En ese caso, evitaremos tomar el sol. Los corticoides son fotosensibles, es decir, podrían manchar nuestra piel.
Si pasados un par de días los síntomas persisten o empeoran, deberás de acudir a un centro sanitario. Aunque lo habitual es que no sea necesario.
Recomendaciones si hay medusas en la playa.
Lo más aconsejable es no bañarse. Pero si ya es demasiado tarde y estamos en el agua, no hay que ponerse nervioso. Debemos alejarnos lentamente de la medusa, sin movimientos bruscos que podrían favorecer que los tentáculos interactúen con nuestro cuerpo. Las medusas nunca “atacan”, nos pican porque nos encontramos con ellas. Además si tenemos la necesidad de apartarla, deberemos hacerlo con la palma de la mano empujándolas lentamente por la parte superior, donde hay menos concentración de células urticantes.
Otra recomendación importante si es época de medusas, es la utilización de cremas solares con repelente de medusas. Existen varias marcas en el mercado y su mecanismo de acción para prevenir la picadura de medusa es el siguiente:
- Por un lado tienen una textura hidrófoba que dificulta que los tentáculos se adhieran a la piel.
- Además liberan unos polisacáridos que confunden a la medusa y hacen que esta piense que se está chocando con otra medusa, con lo que las células urticantes no se activan. De esta manera se bloquean los receptores de las células urticantes, y no reciben la información de tener “una presa” o “enemigo” cerca.
- Y como consecuencia se reduce la presión osmótica en la célula urticante, que sería necesaria para activar el disparo sobre la piel humana.
Esperamos haber sido de ayuda. No queremos que nada estropee tus vacaciones porque… ¡Queremos que éste sea tu mejor verano!
Sandra Lorente
Farmacéutica
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